Collar de ambar cognac sin pulir y con piedras de amatista y sodalita
Largo total del collar: 32cm
ÁMBAR: El cristal para el equilibrio y la renovación.
El ámbar, un cristal ancestral de sanación y protección, es un potente limpiador y regenerador. Imbuye vitalidad a los cuerpos energéticos y estimula al cuerpo físico para que se reequilibre y sane. Es también un potente protector contra la contaminación de los campos eléctricos y magnéticos (EMF) y las energías negativas.
Es un antibiotico natural. Promueve la revitalización de los tejidos, alivia los problemas articulares y absorve el dolor. Se identifica con el chakra de la garganta, por lo que favorece el tratamiento del bocio y otros trastornos de esta zona.
Resulta útil para el enraizamiento porque te conecta con la tierra y te aporta estabilidad.
AMATISTA: El cristal para el sueño reparador
La amatista potencia el sistema endocrino (el conjunto de glándulas que segregan hormonas al aparato circulatorio) y favorece la transmisión de señales neuronales por todo el cerebro. Además, facilita la sanación celular multidimensional.
Colocada debajo de la almohada, protege contra las pesadillas recurrentes y es beneficiosa en casos de insomio provocado por una mente hiperactiva.
Este cristal resulta útil para comprender las causas más profundas que se esconden tras las adicciones y sirve de apoyo durante el síndrome de abstinencia. Los terapeutas lo utilizan para extraer el dolor físico o psicológico y para calmar la ansiedad.
SODALITA: El cristal para la integración mental
Al sanar la mente desordenada, recuperar el funcionamiento normal de la percepción intuitiva y estimular el pensamiento racional, la sodalita facilita la recepción y la integración de información nueva. Libera los mecanismos de control inhibitorio, como la culpabilidad, la vergüenza y el miedo, que te están impidiendo ser quien realmente eres, y refuerza la autoestima, la autoaceptación y la confianza en uno mismo.
Al unir la lógica con la intuición, la sodalita abre una visión interior espiritual y transmite información desde la mente superior a nivel físico.
Alivia los síntomas de la dislexia y la dispraxia. Al aportar equilibrio emocional, calma los ataques de pánico. Crea armonía en el trabajo en grupo.
